miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Realismo

El Realismo 

El Realismo surge como un movimiento opuesto al Romanticismo e intenta trasladar la
realidad al arte, es decir, representarla lo más fielmente posible y con el máximo grado de
Verosimilitud.
El Realismo surgió en la Francia de la primera mitad del XIX. Se inició con autores como
Balzac y Stendhal, y se desarrolló con Flaubert.
En España, el inicio realista coincidió con acontecimientos históricos capitales. Surgió hacia
1870, después de ―La Gloriosa‖, y tuvo su apogeo en la década de 1880. Finalmente decayó
en la década de 1900. 

Aspectos políticos, económicos y sociales.    

Los gobiernos progresistas surgidos al hilo de la Revolución de 1868 consagraron derechos democráticos e impulsaron reformas laborales y fiscales que crearon gran descontento. La crisis económica, el desempleo, las guerras y los conflictos regionales contribuyeron al fracaso de la I República y a la Restauración de la monarquía, que puso fin a un largo período de guerras.              
  Durante la Restauración, los cambios gubernamentales se efectuaron por medio de las Cortes y se estableció el bipartidismo de liberales y conservadores. El Gobierno, centralista y oligárquico, se apoyaba en el medio  provinciano y rural, dominado por caciques, con quienes se controlaban y simulaban unas elecciones fraudulentas.
 El desarrollo económico (minería, siderurgia vasca, industria textil catalana y actividades comerciales) impulsó el crecimiento de las ciudades, comunicadas por el ferrocarril. A este período corresponde la consolidación del Estado liberal y el triunfo de la burguesía. Las familias burguesas gustaban del lujo y de la ostentación, mientras que las masas populares permanecían al margen de la política, la modernización y la cultura. En estos años se desarrollaron las organizaciones obreras, en sus vertientes socialista y anarquista.          

Aspectos ideológicos y culturales.    
La corriente de pensamiento más destacada fue el krausismo. Uno de sus frutos más importantes fue la Institución Libre de Enseñanza (1876), fundada por Francisco Giner de los Ríos. En su primera etapa se centró en la enseñanza universitaria y, a partir de 1881, en la reforma de la pedagogía tradicional.
Con la Restauración se inició una etapa positivista, aunque seguían vigentes las ideas krausistas en pedagogía y derecho, y valores como la ética individual, la tolerancia y el rigor científico.
Otro fenómeno destacable, sobre todo a partir de la década de 1880, fue el extraordinario desarrollo de la prensa, que difundió obras por entregas y artículos de los escritores más importantes de la época (Clarín, Galdós, Valera, Pardo Bazán), y sirvió de soporte a la polémica sobre el naturalismo. 





Corrientes de pensamiento.
                       
En la segunda mitad del siglo XIX, dos corrientes filosóficas dominan el pensamiento español: 

Krausismo. Julián Sanz del Río impulsó la difusión del pensamiento del filósofo alemán Karl C.F. Krause. El krausismo, que llegó hasta la Segunda República, tuvo una gran repercusión en sectores de la burguesía ilustrada de España. Influyó en la cultura (ciencia, pedagogía, literatura) y, especialmente, en el derecho. La versión española de esta corriente propugnó una “filosofía práctica”, racionalista, que hace hincapié en el carácter ético de la conducta individual, en la creencia en la perfección del hombre y en la evolución de la sociedad. El período de máxima vigencia del krausismo corresponde a su primera etapa, entre 1854 y 1875.

Positivismo. Este sistema filosófico sólo admite los conocimientos que se fundamentan en la experimentación. Se basa en la aportación de las ciencias físicas y naturales. Los positivistas españoles defendieron el evolucionismo y el determinismo, y difundieron las obras de científicos europeos como Darwin o Spencer. 



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